Por Marco Tulio C.
Las siguientes líneas representan el sentir de muchos profesionales del derecho, que ahora íntegramente hago mías, al estar completamente de acuerdo con lo siguiente.
Comenzaré diciendo que soy un afectado directo e inmediato por ese cierre de tribunales, ya que soy un abogado postulante que trabaja de forma independiente y no tengo un sueldo o quincena asegurada, por lo que el impedimento de trabajar, me repercute directamente.
Tampoco he trabajado jamás en el PJF, o tengo familia directa que trabaje ahí, y por eso opinaré del modo en que lo haré. No obtengo o he tenido jamás beneficios de esa institución.
Sin embargo, YO SÍ APOYO AL 100% esta medida desesperada, que busca hacer presión social para impedir se concrete la locura populista llamada reforma judicial. He dicho mil veces que es evidente que sí urge una reforma integral al sistema de justicia, peeeero eso de elegirse jueces por voto popular, sin experiencia y destruyendo lo avanzado en los últimos 25 años de carrera judicial establecida, vía ascensos por exámenes de oposición, es una auténtica idiotez, por decir lo menos.
Me asombra la pasividad de la gente y especialmente de mis colegas abogados (as) ante una barbaridad como la planteada. En una sociedad medianamente civilizada del mundo, esta propuesta sería un verdadero escándalo. Las barras de abogados, las universidades y los profesionistas en lo individual, saldrían a defender la división de poderes e independencia judicial.
La sola creencia popular de que una votación híper mayoritaria en las urnas, legitima que el poder reformador de la Constitución pueda cambiar los valores fundamentales que rigen la carta magna, o afectar derechos humanos, nos muestra el peligro de que un pueblo muy ignorante tome esta clase de decisiones, más guiados por el fanatismo y las vísceras, que por la razón. Pensando así, mañana regresará la tortura o pena de muerte por vía de votación.
Muchos países sometieron a votación locuras populistas, como el nazismo y la superioridad de la raza aria, la esclavitud, la segregación racial o la prohibición de la apertura religiosa. El resultado les híper favorecía al gobierno, y no por ello dejaba de ser una idiotez. Bueno, lo mismo sucede con esta reforma judicial. Creo que no hay que ser muy culto para imaginarse la forma en que resolverían esos “jueces del bienestar”, sin experiencia, sin conocimientos privados y con una proclividad natural a apoyar al gobierno que los ayudó con sus estructuras políticas a ganar su elección.
Mención aparte merece el ver que puede haber personas instruidas y hasta abogados (as) inclusive, que apoyen esta reverenda tontería de elección popular de juzgadores y demás Plan C. Creo honestamente que si en verdad estudiaron leyes y aún así apoyan esas propuestas, revela por un lado la deficiencia del sistema educativo, y por el otro, el triunfo del rencor, de la envidia y frustraciones de vida ante la razón. Por gente así es que el shampoo trae instrucciones de uso.
Si estás en contra de la reforma judicial en los términos planteados, ayuda haciendo viral este mensaje, compartiéndolo en tus redes sociales y grupos de WhatsApp. Hay que alzar la voz y dejar en claro que esta no es una lucha por banderas políticas, sino por la independencia judicial.