Son pequeños tornados a muy pequeña escala, casi sin efectos destructivos. Se trata de remolinos de aire que arrastran polvo y otras partículas, levantando polvaredas en forma de embudos o conos.
Se producen debido a fuertes calentamientos de la capa superficial de aire. Sobretodo se da en meses veraniegos y en situaciones de calmas o vientos débiles y se suelen generan entre el mediodía y la tarde, cuando la radiación solar es mayor y por tanto el calentamiento del aire también.
Este fenómeno meteorológico es típico de las tierras interiores, lejos del mar o en llanuras de tendencia continental y su altura puede alcanzar desde los 30 a 100 metros sobre el nivel del suelo.
El aire, próximo a la superficie terrestre, se calienta más que el aire que tiene encima,. Este calentamiento es tan rápido, que asciende rápidamente formando las tolvaneras
Duran pocos minutos, hasta desintegrarse y desplazarse unos pocos metros. Se suelen observar en terrenos polvorientos, como un camino, un descampado o después de un incendio forestal (remolino de cenizas) o tras la cosecha de los cereales.
En nuestra región son comunes, por ello es importante mantener las ciudades lo más limpias que sea posible, pues una tolvanera lleva consigo polvo y todo lo que el aire levanta a su paso. Suelen producir irritaciones en nariz y ojos y en casos de exposición a contaminantes algunas enfermedades respiratorias pasajeras.