Por: Aquiles Castañeda Böhmer
Llegó a la cúspide venciendo a uno de los Klitschko, los hermanos que reinaron en la categoría de peso completo por más de una década; fue el momento en el que el mundo se enteró de quién es Tyson Fury, quizá también el momento en el que él mismo comenzó a comprender quien era; apenas un año más tarde, Fury vivió el infierno de las adicciones. Inhalaba cocaína y bebía prácticamente todos los días. “¡Fury es como un cerdo en engorda!”, se leía en un tabloide sensacionalista británico que celebraba tener un nuevo personaje del cual hacer mofa; excesos, escándalos y depresión; aparentemente, el éxito no siempre sienta bien.
Lo dieron por acabado, pero como en muchas grandes historias de las que el boxeo da cuenta, Tyson Fury se dio una segunda oportunidad; con la presión de ser una figura pública, Fury entró a un proceso de rehabilitación que le permitió continuar con su carrera. ¿Regresa competitivo? Quizá no en su mejor nivel, pero la mala publicidad que acompaña a quienes en algún momento padecieron adicciones conocidas, lo mantuvo en el escaparate en el que no se necesita de tanto para seguir siendo relevante. Enfrentó a Deontay Wilder, un combate donde logró el empate y en el papel de “tipo malo”, Fury regresa aprovechando una inercia que lo llevó ya hasta la WWE, la liga más popular de lucha libre en el mundo, pues, a pesar de un físico poco estético, Tyson es un atleta y también un espectáculo. Es muy probable que el británico suba a enfrentar a Wilder con todas las preferencias en su contra, pero para obtener la oportunidad de recuperar uno de los títulos que perdió sin combatir, ahora tiene que hacer el doble. Fury dejo de ser campeón cuando el 12 de octubre de 2016, dejo vacantes los cinturones que ganó tras vencer a Wladimir Klitschko en noviembre de 2015. Tyson Luke Fury permaneció fuera de actividad 925 días, regresó tras recobrar la licencia, y después de concluir su proceso de rehabilitación y entrenamiento, Fury ganó dos combates en 2018, luego empató con Wilder, el campeón actual del Consejo Mundial de Boxeo, título que ostenta desde enero de 2015, cuando venció a Bermane Stiverne. El boxeo nos ha enseñado que es una “rueda de la fortuna” en la que muy pocos son capaces de mantenerse en la parte alta por un periodo superior a los dos años; a Fury le pasó, la fama y la fortuna le jugaron en contra, no será el primero y tampoco el último. El caso de este boxeador al que apodan “Rey Gitano” (Gipsy King) es peculiar, pues no solamente logró estar de vuelta, además, Fury ya aprendió a convivir con el fracaso, entendió que alrededor del mundo, hay millones de personas a las que les gusta burlarse de la desgracia ajena, personas que incluso la disfrutan; por eso, el aún joven peleador, con treinta y un años de edad, se desprendió de uno de los obstáculos más complejos que tiene cualquier figura pública, el ego. Tan presente en el ojo público, Tyson Fury entendió la naturaleza del juego y hoy la usa a su favor; aprovechar cada vez que una cámara está cerca para ser el personaje que se creó, para polemizar, para ser tan irreverente y absurdo como puede ser, pues después de que la vida te golpea con tanta ferza, la mejor alternativa para reír es contigo mismo. Es él, el único ser humano capaz de valorar su éxito o el nivel de su fracaso, no hay mucho que explorar cuando ya se pasó “por donde espantan”. El 22 de febrero veremos un segundo enfrentamiento entre dos de los mejores peleadores de peso completo del mundo y en la antesala de la Wilder vs. Fury II, en una de las peleas de la noche, podremos observar a un mexicano campeón del mundo, Emmanuel “Vaquero” Navarrete va por la quinta defensa del título súper gallo de la Organización Mundial de Boxeo. En uno de los foros más grandes del mundo, en el MGM Grand de Las Vegas, Nevada, El segundo enfrentamiento de dos peleadores que están marcando una época, la cita con la redención que Tyson Fury hizo hace más de cuatro años y un paso más en la carrera del “Vaquero” Navarrete, quien promete poner toda su fuerza para noquear a Jeo Santísima, un filipino que igual que Navarrete, apenas si conoce a lo que sabe perder, ambos tienen una derrota en sus récords. El próximo sábado se vive una gran noche de la mano de este deporte que nos ensena que el fracaso es la parte inevitable del camino que todos debemos transitar para materializar los sueños.