El caso que ha conmocionado a la región de La Laguna sigue su curso legal. Alejandro "N", un hombre de 48 años originario de Torreón, Coahuila, se encuentra bajo prisión preventiva en el Centro de Reinserción Social (CERESO) número uno de Durango, señalado como el principal responsable de la muerte del empresario lagunero Gerardo González Seco.
El trágico suceso tuvo lugar el pasado 28 de diciembre de 2024 en un bar ubicado en Gómez Palacio, Durango. Según informes de las autoridades, Alejandro "N" y Gerardo González Seco protagonizaron una fuerte discusión dentro del establecimiento, que escaló rápidamente a una agresión física. Durante el altercado, Alejandro "N" habría golpeado brutalmente al empresario, provocándole heridas graves en la cabeza.
González Seco fue trasladado de urgencia a un hospital, donde permaneció internado varios días luchando por su vida. Sin embargo, debido a la gravedad de las lesiones, falleció el 7 de enero de 2025, poco más de una semana después del incidente. Este lamentable desenlace llevó a las autoridades a reclasificar el delito inicialmente imputado.
En un principio, Alejandro "N" fue detenido bajo cargos de tentativa de homicidio y vinculado a proceso el 3 de enero. No obstante, tras la muerte del empresario, el delito fue reclasificado a homicidio calificado. Así lo confirmó el vicefiscal de La Laguna de Durango, Francisco Ángeles Zapata, quien señaló que el Ministerio Público tiene ahora un plazo de dos meses para el cierre de la investigación complementaria, tiempo durante el cual se buscará robustecer la acusación con más pruebas y testimonios.
Mientras tanto, Alejandro "N" permanecerá bajo prisión preventiva en el CERESO de Durango, a la espera del avance de las investigaciones. Las autoridades continúan trabajando para esclarecer los detalles del caso y determinar con precisión la responsabilidad del acusado en la muerte de González Seco.
Por su parte, la defensa de Alejandro "N" está explorando vías legales para lograr una reclasificación del delito. Su objetivo es que el homicidio sea tipificado como imprudencial, argumentando que el fallecimiento fue el resultado de una riña espontánea y no de un ataque premeditado. Esta estrategia dependerá de las pruebas que logren demostrar que el altercado surgió de manera fortuita y sin intención directa de causar la muerte.
Las pruebas y declaraciones de testigos serán definitivas para esclarecer el caso y el rumbo del juicio y sentencia, pues la familia y amigos del imputado quieren evitar que el juicio se vea empañado por los matices políticos que el caso pudiera llegar a tener.